Un desmayo fue el truco de una fanática para estar cerca de su ídolo.
Hoy, la muchacha que ya tiene 28 años es la presidenta del club Pies descalzos, una de las tantas seguidoras que esperan con ansiedad el 12 de marzo, cuando la barranquillera moverá sus caderas en el parque Simón Bolívar, de Bogotá.Andrea López conoció a Shakira en el concierto de su tour Pies descalzos, el 7 de abril de 1996, en Ibagué. Tenía 13 años. Había ahorrado su mesada de los recreos para comprar la boleta; y aunque su padre le había negado el permiso, se las ingenió para escaparse de la casa.
En medio de la euforia del show de Shakira, Andrea López recordó la recomendación de una amiga: hacerse la desmayada para estar cerca del camerino de la artista. Y así fue, entre supuestos desvaríos, Andrea fue llevada a la carpa de la Defensa Civil, que estaba al lado del espacio donde la barranquillera se preparaba. Tan pronto vio la oportunidad, la amiga que la acompañó y acolitó su locura le avisó para que saltara de la camilla y corriera hasta el camerino; pero un policía la vio y la persiguió hasta que, según cuenta, la cogió del pelo y la tumbó al piso.
En medio de sollozos, lo único que decía era que no estaba haciendo nada malo. Y como la suerte estaba de su parte, fue tal el alboroto que Shakira se asomó para ver lo que estaba pasando, recogió a Andrea del piso y le dijo al policía que la dejara con ella. La cantante la calmó, le dio agua y la entró a su camerino. Andrea le contó que se había escapado del colegio para ir a verla y estar en primera fila y la cantante además de consolarla la aconsejó: "Me dijo que eso estaba mal, porque el estudio era lo más importante en la vida. Me tomó de la mano, me subió al escenario con ella y me sentó en una parte privilegiada.
Ese fue el día más feliz de mi vida". Y las palabras que en ese momento le dijo Shakira, todavía le resuenan: "Por personas como tú yo voy a ser muy grande". Eso la motivó a crear un club de fans que llamó Shakira 100% y con el que llenaba sus horas de descanso mientras vivía en Ibagué.
Hace cinco años vive en Bogotá y desde entonces integra el club Pies descalzos. Hoy, a sus 28 años, es la presidenta del grupo y con 20 miembros más trabaja haciendo obras sociales con los niños de Altos de Cazucá, realiza talleres, está pendiente de las actividades de la Fundación Pies descalzos, apoya los lanzamientos, llama a las emisoras y hace desde pancartas y camisetas hasta regalos para la cantante: "Todos los días estamos pendientes de todo lo que tenga que ver con ella y si no hay nada nuevo, nos lo inventamos, hacemos lo que sea por Shakira".
Las seguidoras, como si fueran parte de una iglesia a la que siguen ciegamente, se reúnen el primer domingo de cada mes, en un centro comercial o en alguna de las casas de los integrantes y, dependiendo la actividad, dan un aporte de diez mil pesos para sus gastos. Andrea asegura que pertenecer a un club no es la garantía para conocer a la cantante; pues las cuatro veces que la ha visto ha sido por suerte, perseverancia y paciencia.
Esa misma constancia es la que la ha llevado a ser invitada por la Fundación Pies descalzos al lanzamiento del colegio en Barranquilla o a que la cantante ya la reconozca y la salude cariñosamente cada vez que se le acerca.
Hace dos años se inventó el eslogan del club: 'Más que una voz y unas caderas, es un corazón', porque asegura que la voz y la belleza se acaban, pero la esencia no.
Los fans de nuestra artista más internacional ya están con boleta en mano, listos para llorar de la emoción y harán lo necesario para obtener alguna prenda de recuerdo.
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